domingo, 23 de noviembre de 2008

ta por hacer

-Quédate con el cambio.
-Quédeselo usted, lo va a necesitar.
-¡Vamos, muchacho! No te pongas así, pretendía ser amable.
-Yo también.
-Lo que tú digas, muchacho... Pero así no llegarás lejos.
-Quizás algo más que usted. No olvide que tiene usted una cabina al girar la esquina.
-¿Para qué quiero yo una cabina?
- Para saber cuan lejos va a llegar. Para saber su punto final. Para saber que va a tener una última oportunidad.

Negaba con la cabeza al salir del establecimiento. Iba mirando hacia atrás, buscando respuestas en la cara de aquel "muchacho" tan insolente y rematadamente estúpido. Iba mirando hacia atrás, y cuando volvió la vista, siguió negando con la cabeza, no daba crédito. Él estaba delante suyo y su única esperanza estaba al volver la esquina...

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