jueves, 20 de noviembre de 2008

Mecano en tó lo que se menea

Hoy no me afeito, no lo voy a hacer. Me he mirado en el espejo y esa barba de seis días con la que he amanecido... no sé, pero no me la voy a afeitar.
Al despertarme, hoy no he encendido la luz, y he mirado un rato a la oscuridad. Intentaba adivinar la hora exacta escuchando la quietud del vecinario, pero el despertador se me ha adelantado y me ha chivado lo obsenamente temprano que era. Cuando lo he apagado, me he incorporado un poco y al pasarme al mano por la cara ha sido cuando he decidido afeitarme.
La llamada de la naturaleza ha podido con la pereza y me he levantado a oscuras, con ese paso de pato mareado que tengo cuando voy descalzo. He ido al lavabo, y en las doce baldosas que separan mi cama del aseo me he hecho un planning de lo que inmediatamente a continuación iba a hacer; lo obvio (porque me estaba obviando encima), volver a la habitación a rescatar las zapatillas y algo que ponerme encima, ir a la cocina, prepararme un café, tomármelo mientras veo dos minutos de noticias, encender el calentador, prepararme la ropa, afeitarme, ducharme y ala, a ganarme las garrofas. Desde luego que visto así, es mucho más estresante de lo que en realidad es, pero...
Heme aquí con un porcentaje de mi planning realizado; he obviado, me he calzado y arropado, me he tomado el café, las noticias... de buena mañana no sientan igual, el calentador se ha hecho de rogar, he pillado lo primero que estaba limpio para vestirme y aquí me encuentro: no me voy a afeitar. No me queda especialmente bien la "barba rebelde", ni está mejor ni peor vista en el trabajo, tampoco es un acto de gandulería... simplemente, hoy no me voy a afeitar. Eso.

P.D.: Esta tarde tengo que comprar mandarinas, yogures, zumos, un suavizante para la lavadora, y cuchillas de afeitar.

1 comentario:

kodomos dijo...

yo siempre me he dicho que su barba, queridísimo general de los cielos rojos, es de lo más admirable de estos lares. yo como siempre, intento imitarle, pero nunca me quedara tan resultona.

un abrazo de su corsario ave efectum amorotum