martes, 28 de octubre de 2008

Amor mir....

Y "cuenta la historia" que hubo quien quiso a alguien. Y por lo que "cuenta la historia" querer, quiso mucho, muchísimo, tanto que ese alguien olvidó quererse, por lo que ese amor que procesabaa alguien, ese amor que hervía desde lo más profundo de su ser, resultó no ser tal...

Cuando no se tiene dónde apuntar un buen pensamiento, cuando no hay manera humana de que quede registrado ese pensamiento, puede que nos encontremos ante un verdadero buen pensamiento, tan bueno que es más que probable que no se pueda volver a pensar de la misma forma.

Quizás el amor no tenga una definición universal, cada cual lo entiende a su manera, pero un "te quiero" podría ser un convencionalismo que equidista dos sentimientos particularmente diferentes, tanto en la aceptación como en la negación del mismo. Si hay un "te quiero" que se responde con otro "te quiero", hay un pacto de aceptación de una circunstancia propia en un entendimiento común. Lo mismo encontramos en un "te quiero" cuya respuesta es un "no te quiero". En ambos casos, se parte de un denominador común, el querer, pero no convendría asegurar que el término se entiende de la misma forma, porque podríamos llamarnos a engaño.
Teorizar es gratis... y casi un derecho cuando las cosas no te salen como "quieres".

domingo, 26 de octubre de 2008

desbreveados...

Y quien no quiera hablar, que cace mariposas,
que si te quiero ver, me pincharé entre rosas.
Y quien no quiera oir, que suba a los tejados,
que si te quiero oler, abriré libros olvidados.
Y quien no quiera tocar, que compre más manzanas,
que si sí o que no, habrá todas las semanas.

es...

-Es otoño- dijo ella.

No soy amigo de relacionar las estaciones del año con los diferentes humores pero, casualidades de la vida, ahora mismo podría afirmar que tengo un humor otoñal...
Hace apenas unos minutos estaba en la calle y pensaba en que se me han acabado las existencias del ayer, que mi pasado ya no da más de sí (y demasiado que ha dado para ser pasado) lo que hace que mi presente sea ahora mismo mucho más improvisado de lo que me gustaría que fuese.
Creo que voy a echar de menos muchas de mis existencias, que cuando vaya a echar mano de ellas y me de cuenta otra vez de que ya no hay, me voy a sentir raro...
Creo que voy a echar de menos unos ojos que me lean, unos en concreto, y mis palabras estarán cojas porque, en parte, existían para esos ojos, para tantos como quieran leerlas (de lo cual estoy muy agradecido), pero especialmente para esos ojos que ya no me leerán.
No tengo tanta práctica ni se me da tan bien escribir como para hacerlo mirando al cielo, y como se que lo haré, tendré que ir parando y quizás mis palabras se resientan. Confío mucho en ellas, pero va a ser un duro esfuerzo mantenerlas aquí, cuando ellas busquen esos ojos y no los encuentren, cuando no se sientan arropadas por una lectura que nunca será, pero serán fuertes y permanecerán por otros ojos, por otras lecturas que agradecerán mucho y más.
No será lo mismo abrir la puerta de mi casa, no será lo mismo cerrarla.
No será lo mismo nada de lo que era, porque lo que es, al convertirse en lo que era, deja de ser lo mismo.
Creo que voy a echar de menos, y sólamente eso, el saber que voy a echar de menos, ya es todo un reto.
Ahora mismo, se están peleando mil palabras por salir a la palestra, pero quieren salir sin orden, y en su empeño podrían perder la razón de su existir, por eso mismo, al menos hoy, no van a salir, pero dejo constancia de que sustituyendo este párrafo, habían mil palabras que querían hacer justicia a unos ojos, de todos, unos en concreto.

-Es invierno- y eso, no lo dirá ella.

sábado, 18 de octubre de 2008

chancletas de cemento...

Bueno, puestos a hacer algo práctico y sin camisas que rasgar, un día me puse a imaginar. Me imaginé un cómodo banco donde sentarse, y me senté. Miré a mi alrededor y estaba en un estupendo parque: el suelo era de tierra naranja, los árboles azules, el cielo estaba verdoso y el agua del estanque que tenía justo enfrente era plateada. Estaba yo a gusto, sentado en aquel cómodo banco y en medio de aquel parque...
Siguiendo mi propósito de hacer algo práctico aquel día, seguí imaginando. Me imaginé que por aquel plateado estanque nadaban patos blancos a topos rojos, saltaban de vez en cuando peces fluorescentes, y unos pájaros amarillos hacían vuelos rasantes intentándo cazarlos. Un perro azul se me acercó, lo acaricié y se me sentó al lado. Estaba yo a gusto, sentado en aquel cómodo banco y en medio de aquel parque...
Hasta ahora, todo bien, supongo. Estaba yo un día intentando hacer algo práctico, imaginando parques de tierra naranja y perros azules y todo eso...estupendo. Pase que no entiendas que para mí imaginar sea algo práctico. Pase que no entiendas que pueda haber un parque de tierra naranja, con árboles y perros azules, ni cielos verdosos, ni aguas plateadas, etc, etc. Pase pero, y he aquí la cuestión, que no entiendas esas cosas no te da derecho alguno ni a decir nada despectivo al respecto, ni a dar una opinión fuera de lugar ni a comerte los últimos crispies que quedaban. Que podré imaginar muchas cosas, pero los crispies donde mejor se imaginan es a cucharadas en un bol.

miércoles, 8 de octubre de 2008

pasó por su cabeza...

Hacía mucho, mucho tiempo que ya no me afeitaba, mis ropas aparentaban cincuenta años más de lo que ya tenían, y mi cuerpo exarcebaba el olor humano. Ya no tenía nada claro si el agua era verdaderamente transparente e insípida y creo que mi estómago no hubiese tolerado nada que no tuviese gusanos. La apatía de mis hombres era tal que tardé varios días en darme cuenta que algunos de ellos estaban muertos.
Abandonados.... Estaba al mando de un olvido, de un mal recuerdo, de algo que nunca debió pasar, pero que pasó. Aún a día de hoy no sabría decir cuanto tiempo duró todo aquello...
Cumplimos rápido, el objetivo era claro y las órdenes cristalinas; localizar el objetivo, cumplir con la misión y esperar en el punto de recogida. Esperar en el punto de recogida. Esperar en el punto de recogida. Esperar.
No entiendo de dónde saqué los argumentos para quedarme, para permanecer junto a un puñado de hombres que se pensaban que hacían lo correcto y que hacían de mi palabra su voluntad, aún y cuando les costaba la vida. Tampoco recuerdo qué me hizo levantar y decidir después de tanto absurdo, que teníamos que marcharnos; tal vez, la sensación de hablar solo, o tal vez porque estaba harto de esperar ante un montón de huesos y carne podrida, no lo se...pero me levanté, y me fuí de ahí solo.
Ahora estoy aquí, intentanto rellenar el rompecabezas que la locura trazó en mi cabeza, con un nombre que no me paro de repetir, una dirección, unas palabras, y una pistola con un cargador a medias que cada noche me hace plantearme la misma pregunta y cuya solución pasa inexorablemente con ver el siguiente amanecer.
Abandonados...

domingo, 5 de octubre de 2008

de cuando..

De cuando el mundo es un pastel, que cortan unos pocos y reparten para todos y una vez cortado, los que cortan se llevan la mejor parte, reparten entre otros pocos las porciones, y siguen repartiendo entre el resto, la inmensa mayoría, lo que ha quedado pegado en la hoja del cuchillo.
De cuando los que están cortando quieren más porción, los que tienen su porción la ven insuficiente, y los que viven de lo que queda ven que tocan a menos porque, claro, somos muchos y el pastel es pequeño.
De cuando los que cortan juegan con las palabras, los que tienen porción juegan con los números, y los que viven de lo que queda bailan al son de los unos y los otros.
De cuando para los que cortan y para los que tienen porción el lema es "ganamos menos" y los que viven de lo que queda simplemente "pierden más".
De cuando se cerró el absurdo círculo y circo al formularse la siguiente paradoja de que el pastel está hecho por la inmensa mayoría, pero que unos pocos se han hecho con el derecho de cortar y recibir generosa gratificación por cortar, que otros pocos reciben porción a razón de que si ellos no tienen su porción, el pastel deja de tener sentido, y que los que viven con lo que queda, la inmensa mayoría, los pasteleros, tienen su "parte" siempre y cuando hagan un pastel entero, para que lo corten, lo repartan y les den para vivir de lo que queda.
De cuando los que saben no saben saber y los que no saben, no saben saber a saber.