viernes, 22 de abril de 2011

No fui yo

No la conozco demasiado, y a decir verdad, quizá tampoco la vaya a conocer mucho; demasiadas puertas traseras...
Me contaba que tuvo un importante ascenso laboral en su boca y decidió apretar los dientes sesgando ocho centímetros de prepotencia y escupiendo con orgullo un futuro que, seguro, hubiese pasado por estar encima de una gran mesa de despacho. Después de eso, la conversación fue un intercambio de silencios y de miradas que inevitablemente se acompañaban por un encoger de hombros y una mueca.
Pasaron muchos días hasta que tuve noticias de ella, y desgraciadamente de rebote. "Ella es así" me dijo una amiga suya... como aquel anuncio de los 80's, lo cual no me consoló en absoluto porque "yo soy así" también. No me contestó a ningún mail y suerte que no tenía su teléfono, hubiese sido más fustrante.
Todavía me quita un poco el sueño, más que nada porque yo me la tomé a pecho y ella me tomó como aquel tipo grande y simpaticón del garito que le dedicó su atención y que ahora es un poco pesadito... o eso me está dando a entender.
Sea como fuere, es otro punto de inflexión más, otro motivo para replantearse las cosas, y otro argumento para aquellas casas de luces rojas en dónde el amor tiene un precio y dura lo que tardas en salir.