viernes, 23 de abril de 2010

la causalidad existe

Ha querido la Historia que así sean los hechos, nacidos de la causalidad en el cruce de estos nuestros caminos. Muéstrate con respeto y dignidad, pues he aquí un punto de inflexión en tu camino.
Si bien ha sido la bravura fiel acompañante de tu nombre, ahora no es más que una palabra minúscula puesta a prueba ya que lo que tienes ante tí avanza decidido y corres las desdicha de que viene con los ojos abiertos.
Teme al enemigo que, cuando el resto apreta los dientes y enfoca las tensiones interiores en sus puños cerrados, gritando para dar miedo y acallar el suyo propio, se mueve relajado, sin apenas pestañear, premeditando cada golpe y calculando raudo el siguiente, sopesando cada objetivo, sin mayor preocupación que ser el único en quedar en pie.
Ha querido la Historia que así sean los hechos. Inútiles son las pinturas que te maquillan un destino mejor, ni armadura que te resguarde del huracán violento que ahora mece tu mundo. Cuentas con la fidelidad de unas armas tan rígidas como tu corazón ahora y haces por matar primero con la mirada, que lejos de amedrentar, se ve desbordada por ese atisbo apocalíptico que es la duda de existir otro minuto más. Todo poco válido porque, cuando el contacto ya es inminente y habiendo descubierto la verdad universal que será imposible revelar con el último suspiro de vida justo antes de tu último gesto en este mundo, tendrás en tí la prueba inequivoca de que en tu camino, ni el agua ni los manjares, ni el Sol ni la Luna, ni los aciertos ni errores, ni lo bueno ni lo malo, sino las personas con las que has ido caminando son la prueba definitiva de que lo has hecho bien.