sábado, 18 de octubre de 2008

chancletas de cemento...

Bueno, puestos a hacer algo práctico y sin camisas que rasgar, un día me puse a imaginar. Me imaginé un cómodo banco donde sentarse, y me senté. Miré a mi alrededor y estaba en un estupendo parque: el suelo era de tierra naranja, los árboles azules, el cielo estaba verdoso y el agua del estanque que tenía justo enfrente era plateada. Estaba yo a gusto, sentado en aquel cómodo banco y en medio de aquel parque...
Siguiendo mi propósito de hacer algo práctico aquel día, seguí imaginando. Me imaginé que por aquel plateado estanque nadaban patos blancos a topos rojos, saltaban de vez en cuando peces fluorescentes, y unos pájaros amarillos hacían vuelos rasantes intentándo cazarlos. Un perro azul se me acercó, lo acaricié y se me sentó al lado. Estaba yo a gusto, sentado en aquel cómodo banco y en medio de aquel parque...
Hasta ahora, todo bien, supongo. Estaba yo un día intentando hacer algo práctico, imaginando parques de tierra naranja y perros azules y todo eso...estupendo. Pase que no entiendas que para mí imaginar sea algo práctico. Pase que no entiendas que pueda haber un parque de tierra naranja, con árboles y perros azules, ni cielos verdosos, ni aguas plateadas, etc, etc. Pase pero, y he aquí la cuestión, que no entiendas esas cosas no te da derecho alguno ni a decir nada despectivo al respecto, ni a dar una opinión fuera de lugar ni a comerte los últimos crispies que quedaban. Que podré imaginar muchas cosas, pero los crispies donde mejor se imaginan es a cucharadas en un bol.

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