lunes, 22 de septiembre de 2008

hacido para leer

Sí, y en verdad, digo sí. Que la prosa es barata, bueno, sí. Que podría ser más cara, otro sí. Que por mucho madrugar no amanece más temprano, ¡qué caray!, también sí.

Pepa fué al supermercado, a primera hora de la tarde porque pensó que habría menos gente, y estaba en lo cierto. Andaba ella con su carrito prestado previo pago de un euro (en concepto de garantía) y buscaba productos de primera y segunda necesidad, alguno de tercera y aún se mostraba receptiva para adquirir lo que a buen precio se le ofreciese. Indagando por los pasillos, estantería tras estantería, Pepa encontró un 3x2 que hizo que se detuviese, que leyese dos veces la oferta, que mirase y remirase, que se lo pensase y que por último, se encogiese de hombros y pusiera en el carro tres paquetes de 250 grs de tortellinis rellenso de queso de una marca desconocida, pero que le salía francamente económicos "para un apaño..."
Pepa acabó pronto de comprar, aún le dió tiempo de dejar las bolsas en casa, ir a recoger a sus hijas, llevar a la mayor al básquet, a la pequeña a gimnasia, hacer un café con las amigas, volver a buscar a la una y a la otra, llegar a casa, hacer una lavadora, preparar la ducha para la mayor y seguídamente la bañera para la pequeña, tender la lavadora y sentarse dos segundos a no mirar la tele. Tal y como se sentó a descansar dos minutos, se dió cuenta de la hora que era y que no tenía nada para cenar, así que "el apañó" se le presentó como la mejor alternativa; agua y verduras a hervir, poner la pasta y para condimentarla después con un poco de aceite, sal y ajo, que eso a los de casa les gustaba lo que más. LLegó Pepe de trabajar, las niñas ya estaban duchadas y se sentaron a cenar. Al acabar de cenar, vieron juntos un rato la tele hasta que decidieron irse todos a dormir. Las niñas dieron sendos besos a sus padres, y a Pepa le dijeron en el oído " que buena estaba la cena hoy, mamá" y le dieron un tercer, dulce y apasionado beso en la mejilla. Estando acostados Pepa y Pepe, Pepe se acercó a su esposa y le susurró al oído "las niñas tienen toda la razón del mundo, la cena estaba increíble, cielo". Se dieron un beso de buenas noches, y Pepa, antes de cerrar los ojos, a oscuras, sonrío.

Sí, y en verdad, digo sí. Que la prosa es barata, bueno, sí. Que podría ser más cara, otro sí. Que por mucho madrugar no amanece más temprano, ¡qué caray!, también sí. Pero no por ser barata ha de ser necesariamente mala.

No hay comentarios: