martes, 26 de agosto de 2008

tengo tango tongo

Con andar caprichoso, fruto de un golpe nada fortuito ( la vida es así, no la inventó él, pero el palo se lo llevó igualmente) bajaba la calle sonriente. Curiosa expresión; risa congelada en un mar de llagas, alumbrada por lo que se supone eran unos ojos, ahora dos nueces y un sudor visiblemente rojo que nace en el nido de las ideas y corre para abajo dibujando ríos de lava (esa es buena). Curiosa expresión, decía, al fin y al cabo aparentemente no tenía níngun motivo para sonreir. Aparentemente, eso sí, porque estoy más que seguro que si le hubiese preguntado, la respuesta a su estúpida sonrisa era que estaba vivo. Al fin y al cabo, ya había pasado todo, y en el momento en que lo ví, esa era su conclusión.
Yo una vez tuve miedo. No se puede comparar una cosa con la otra, pero sin que nadie me tocase la cara, pensé que estaba finiquitando mi contrato con este mundo (había hasta "notarios" que estaban dispuestos a certificarlo), luego resultó que simplemente estaba haciendo una revisión del mismo, pero eso fue luego. Durante un momento hubo razones de peso para pensar eso, que ya estaba, pero no, no estaba, ni mucho menos (para prueba, un botón) y la cuestión es que...

No hay comentarios: