martes, 28 de abril de 2009

madruga es tu druga

Y es Saturno, en su faceta más astrológica, el que ha de calmarme, pues por mí mismo no logro hacerlo. Acción reacción que no desespera pero tampoco satisface.
Clamo justicia casi por instinto, pues cuando te abandona el temple, a mi parecer, le robas toda credibilidad a tus argumentos, la tengan estos o no. Y poco más que añadir si ha llovido tanto.

He caido en la trampa de mi propia filosofía, y ahora sólo puedo aferrarme al ego de la constancia de mis actos. No reconoceré a ningún dedo acusador, ni asumiré etiqueta alguna por estos hechos, pero que quede bien claro que se reconocer el sabor de boca que estos me dejan y la impotencia de no poder usar el verbo para defenderme. Condeno la cada vez más cercana conversación que se avecina. La condeno con antelación por la mentira, el cinismo y el sin sentido que va a tener.

Como decía, no me queda otra que confiar en la labor del Saturno astrológico, resumir todas mis vísceras en un profundo y personal sentimiento y asumir que no te va a salir del coño reconocer que has dejado un tetabrick de leche vacío refrescándose en la nevera.

No hay comentarios: