lunes, 15 de diciembre de 2008

luego sigo

Tenían entrañas aquellas letras. Toda una congregación de frases que se presentaban ordenadamente, trayendo y atrayendo al recién llegado al camino que ellas mismas formaban. Cada punto y seguido conformaba la propagación de un mensaje de la hermandad. Estaban vivas.
Cada palabra tenía una vida anterior, un presente, pero cedía su futuro a la palabra venidera. Y así sucesivamente durante páginas y páginas. El nuevo no podía sino caminar por el sendero de esas letras;ávido, aceleraba el paso y devoraba cada línea. Con el aliento entrecortado y los lágrimales reclamándole vidriosos un poco de lubricación, se esforzaba en engullir y asimilar cada concepto por un orden lógico al que jamás hizo cas:
Primero, asumía cada caracter, cada letra, cada espacio, cada signo... Luego repasaba el cosido de cada grupo, lo interpretaba y seguía cosiendo cada grupo con otro grupo haciendo grupos más grandes que a su vez cosía y, a cada pespunte, seguía deglutiendo.....cada vez más rápido, cada vez menos cuerdo.
Sus dedos sangraban por los cortes que las páginas pasadas violentamente les provocaban. Los pequeños espasmos que tenía por la falta de respiración no enotorpecían en absoluto la lectura, los ojos estaban anclados a esas letras que seguían presentándose una detrás de la otra. Se miraban entre ellas y se hacían cómplices....

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